RETORNO FORZADO

 Jalisco y Puerto Vallarta ante la repatriación de migrantes mexicanos.

Cómo hemos sido testigos en los últimos días, la política migratoria de los Estados Unidos, en particular, las medidas de deportación impulsadas por el gobierno de Donald Trump está generando un fenómeno de retorno forzado que hoy en día tiene repercusiones en México.

En nuestra región, Jalisco y Puerto Vallarta no estamos ajenos a este impacto, ya que son destinos naturales de muchos inmigrantes que, tras años de residencia en el extranjero se están viendo obligados a regresar a una realidad distinta a la que dejaron. En este contexto, la gran pregunta es ¿estarán preparados el Estado y el municipio para recibirlos?

 Impulso Económico

Es importante ver este efecto desde el panorama económico, la llegada masiva de nuestros paisanos deportados puede representar un desafío importante que a su vez se puede convertir en una oportunidad. Por un lado, el incremento de la oferta de mano de obra podría generar presión sobre un mercado laboral, a lo que si no se toman las medidas adecuadas podríamos llegar al desempleo y la precarización laboral. Aún así, existe la posibilidad de qué este grupo de inmigrantes, impulse a la economía local, a través de su experiencia adquirida en Estados Unidos.

Muchos de los hombres y mujeres, que serán deportados, regresarán con habilidades técnicas, experiencia en sectores especializados, como la construcción, manufactura, tecnología y la hotelería, incluso con una visión empresarial más desarrollada. Si el gobierno del Estado de Jalisco junto con el municipio de Puerto Vallarta implementara programas efectivos para la reinserción laboral y el emprendimiento, este reto de la migración se puede convertir en una ventaja competitiva, ya que se estarán aprovechando los conocimientos adquiridos en el extranjero de nuestros paisanos.

La oportunidad recae en que muchos de los repatriados han trabajado en condiciones altamente competitivas en los Estados Unidos, y por lo tanto, han desarrollado habilidades, técnicas y de liderazgo.

Coparmex ha propuesto una serie de acciones clave para facilitar la infección laboral de los repatriados, se destaca la importancia de brindar certeza jurídica, a las empresas que los contraten, y así simplificar los trámites administrativos para su empleabilidad. Al no tomarse esas acciones, el impacto económico se inclinaría más hacia una crisis que hacia una oportunidad.

El desafío social

El retorno de los migrantes no son implicará encontrar empleo, sino también la reinserción en una sociedad que, en la mayoría de los casos, les resultará ajena. Muchas de las personas deportadas han pasado muchos años en Estados Unidos, donde han formado sus familias, adoptaron nuevas culturas, incluso en algunos casos olvidaron el español.

El sistema educativo enfrentaría un reto significativo, ya que atenderá, jóvenes y niños que regresan con niveles académicos distintos, y en la mayoría de los casos, sin documentos que acrediten sus estudios en el extranjero. La falta de políticas educativas para la reinserción podrá generar decepciones escolar y un rezago significativo académico, lo que a largo plazo afectaría la capacidad productiva de la región.

Hablando de salud, la situación será similar. Gran parte de los deportados podrán regresar sin acceso inmediato a servicio de salud, ya que muchos dejaron de estar afiliados a instituciones como el seguro social o el ISSSTE. Es importante centrarse en este punto, si el Estado y los municipios no fortalece en su capacidad primaria, se corre el riesgo de saturación en hospitales y clínicas con esto afectando tanto a los migrantes como la población local.

Impacto cultural

Regreso de nuestros paisanos a México, también tiene un impacto cultural. Muchos migrantes se consideran más estadounidenses que mexicanos, lo que podrá generar un choque de identidad al enfrentarse a una sociedad que ya los ve ajenos. Esta falta de sentido de pertenencia derivará problemas de integración, posible marginación y hasta delincuencia.

Puerto Vallarta y Jalisco), en general, deberán prepararse para recibir a los paisanos con empatía y comprensión, reconociendo que no son extranjeros, sino que por circunstancias ajenas a su voluntad y las condiciones laborales tuvieron que reconstruir sus vidas en otro país.

Un momento clave para la acción

Resultarán ser un desafío estructural que va a requerir una estrategia integral, la llegada de los migrantes deportados no es un fenómeno pasajero. La clave estará en la coordinación entre los sectores, gobierno, empresarial y sobretodo la sociedad civil, para así generar oportunidades reales para la inserción.

Las propuestas de Coparmex, como la atención en los puntos de recepción, la integración laboral, con enfoque a la familia y la certeza jurídica para contratación de migrantes, son pasos que van en la dirección correcta. Sin embargo, el implementarse estas medidas dependerá de la voluntad política y de la capacidad de gestión de las autoridades locales.

Es importante que comprendamos que migrar no es sinónimo de vulnerabilidad. Si puerto Vallarta logra convertir este desafío en una oportunidad, podrá no sólo mitigar los efectos negativos de la deportación, sino fortalecer su economía, su tejido social y sobretodo su identidad cultural.

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