LA SOCIEDAD QUE SOSTIENE A MÉXICO: EMPRESA Y TRABAJADOR

En el debate público mexicano, solemos escuchar que los empresarios son un grupo, muy aparte, ajeno a los intereses de la nación. Hay constantes acusaciones de qué se enriquecen a costa de sus colaboradores, como si en verdad la creación de la riqueza fuera un juego para este sector. Sin embargo, la realidad económica (sobre todo la experiencia de millones de MIPYMES en el país) nos demuestra lo contrario: el empresario no es el enemigo del trabajador, trabajadores y empresarios son socios naturales.

En esta ocasión, vamos a analizar una mirada distinta de la economía nacional: la empresa como el motor del verdadero bienestar, el comercio, como ese generador de oportunidades y a la inversión, como la condición esencial que viene a mejorar la vida de todos. Bajo la premisa de qué: sin inversión, no hay empleo. Sin productividad, no habría salarios dignos. Y sin la empresa, no hay futuro económico.

El punto de partida del progreso: La Inversión

Es importante comprender que, toda actividad económica inicia con una decisión: invertir. Eso quiere decir, destinar, recursos, tiempo, dinero y talento en la creación de valor. Desde aquel comerciante que abre una pequeña tienda de abarrotes hasta el empresario que instala una gran planta industrial, el acto de emprender implica un riesgo relevante. Esto es, por qué no existe una certeza sobre el éxito pero si existe una esperanza de progreso.

Cuando los gobiernos dificultan o desincentivan a las inversiones con altos impuestos, normativas demasiado engorrosas, y esos discursos que vienen a satanizar a los generadores de riqueza, lo que ocurre no es una justicia social sino un estancamiento en lo general. El negociante se detiene, no invierte más y la economía tiende a enfriarse. ¿Quién crees que vendrá a pagar el costo? No es el inversionista, eso está claro, porque quizá podría mover su capital a otro lugar, quien viene a pagar el costo son los trabajadores, ya que se pierden oportunidades de empleo y de desarrollo.

El eslabón perdido en el debate público: la productividad.

Cuándo se mejora productividad de un país la economía del mismo crece, es decir, cuando se produce más valor con los mismos recursos. Pero ¿Cómo se logra esto? Invirtiendo en maquinarias, en tecnología, en capacitación y organización. Todo lo que provee la empresa.

Los colaboradores con herramientas modernas y sobretodo procesos eficientes pueden generar más en menos tiempo. Eso viene a elevar el valor de su trabajo y por lo tanto, su potencial. Sin embargo, si no hay inversión, el trabajador queda atrapado en una estructura de improductividad donde su esfuerzo no se va a traducir en prosperidad.

Por eso lo dejo en claro, la empresa y el trabajador son socios. Su destino es estar entrelazados. Cuando al empresario le va mal, difícilmente podrá contratar, capacitar o pagar mejor. Si el negocio le va bien, hay bastante posibilidad de repartir, beneficios, crecer juntos y así sostener empleos dignos.

Los héroes invisibles de la economía: Comercios locales.

Destinos como Puerto Vallarta y cientos de comunidades por todo el país, son los comerciantes y emprendedores quienes realmente mantienen viva a la economía. Éstos no vamos a mirarlos o escucharlos en los noticieros, no tienen subsidios relevantes ni campañas de reconocimiento, sin embargo, ahí están todos los días. Cada mañana, abriendo las puertas, comprando proveedores locales, empleando a los amigos y vecinos, y sobretodo sirviendo de una manera u otra a la comunidad.

Mucho ojo con este contexto, un comerciante no sólo vende un producto. Invierte, genera derrama económica, paga impuestos y crea empleos. Aún así, en muchas ocasiones capacita a los jóvenes, apoya con sus recursos a causa sociales y logran poner el ejemplo de responsabilidad cívica. Es por esto que será fundamental que como sociedad valoremos el papel de los comerciantes, y no permitamos que narrativas simplistas los estén colocando como los malos de la historia que en realidad están sosteniendo.

Facilitar y no frenar: El rol del gobierno.

El Estado mexicano tiene la responsabilidad crucial de crear un entorno donde la inversión realmente florezca, donde la competencia se ajusta y el crecimiento económico se traduzca en el verdadero bienestar. Esto se va a lograr cuando se deje de castigar a la inversionista, cuando en verdad se le acompañe, cuando se le exija responsabilidad social y también cuando se le reconozca su papel en la economía nacional.

Y no se malinterprete, no se trata de subsidiar, ni de aplaudir todo, sino de comprender que sin la inversión privada, no hay ingresos públicos suficientes que logren sostener los ya deficientes servicios de salud, la ineficacia en la educación y la pésima seguridad. Cada empleo formal que se está generando, significa un ingreso, poder económico para el trabajador, también significa una aportación para el país.

Nueva narrativa para México

En definitiva, es momento de cambiar el discurso simplista o golpista. El ser empresario no es un privilegio, ser empresario es ser un actor clave para el desarrollo. El comerciante no es un evasor, es un generador de inversión y de empleo. El trabajador no es la víctima, es un gran aliado. Y el gobierno no debe actuar como un adversario, sino como un facilitador.

Cuando entre todos comprendamos esto, podremos construir en verdad, una economía incluyente, donde las oportunidades se logran multiplicar y donde la riqueza no sólo se reparta, sino que se genere.

Es importante voltear y ver desde nuestra perspectiva otros países, y comprender que, aquellos que progresan son los que valoran a quienes se atreven a emprender. No todos los negocios prosperan, pero cada uno de ellos representa un intento para mover a la economía, para crear empleos y para servir sobretodo a la sociedad.

La empresa es y deberá seguir siendo socia del trabajador. Cuidarla, fomentarla y reconocer su rol, no es cuestión de ideologías, sino un acto de inteligencia nacional.

Llamado a la acción

Está claro que hoy más que nunca, debemos comprender que el verdadero progreso de un país no se puede decretar desde el poder, sino que se construirá desde el esfuerzo diarios de quienes están emprendiendo, de quienes arriesgan su dinero, invirtiendo y así generar empleo. El comerciante de la esquina, la empresaria que va iniciando con un micronegocio, el emprendedor que le apuesta por su comunidad: todos son actores económicos que mueven a México.

El valorar su contribución, no sólo es una cuestión de justicia, sino una visión de país. Porque una sociedad que desincentiva a la inversión, tarde o temprano terminará empobreciendo a quienes más necesitan prosperar: a sus trabajadores.

Te invito a reflexionar y a compartir tu opinión, respondiendo a estas dos preguntas:

1.        ¿Crees que en México, el discurso político y social, reconoce verdaderamente al empresario como leo del bienestar común, o lo sigue tratando como un adversario?

2.        Si tus manos se estuviera reseñar la relación entre el gobierno, empresarios y trabajadores, ¿ qué principios o reglas básicas establecerías para así, garantizar crecimiento con justicia?

Comentarios

  1. Es relevante reconocer que las tendencias globales del comercio siguen siendo antagónicas, por una parte un crecimiento de empresas de gran calado que concentran servicios , mercancías y tecnología, y por otro lado la gran proliferación de pequeños emprendimientos y pequeñas unidades de negocio , ambas son cruciales para el desarrollo del país, pero si bien es cierto, las pymes están siendo sometidas a las mismas reglas que son sometidas las grandes empresas que tienen grandes capitales y grandes estructuras, es tiempo de qué se haga una diferenciación y se haga un plan de desarrollo integrando las pequeñas empresas a las grandes empresas, de manera que la posibilidad de crecimiento sea genuina, esto por ende traerá dinámicas laborales completamente distintas, por ejemplo no es lo mismo que un empleado destacado de una pequeña empresa migre a una gran empresa por su parte, es mucho más difícil ver que un empleado de una gran empresa, con un puesto destacado regrese a una Pyme entonces lo más comunes es que es empleado se vuelva a un emprendedor más mismo que tiene las mismas adversidades, que los que ya están operando , El gobierno debe ser un impulso genuino para las pequeñas empresas, estableciendo políticas, justas de las grandes empresas hacia las pymes y de las pymes hacia las grandes empresas.

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  2. CARLOS G LOPEZ ARANDA R22 de junio de 2025, 8:23

    Estimado Francisco, felicidades por este espacio de reflexión tan necesario. Coincido plenamente contigo: es momento de cambiar la narrativa. En México debemos dejar de ver al empresario como un adversario y reconocerlo como un aliado del desarrollo. Apostar por quienes emprenden, comercian y generan empleo es también apostar por un país más justo y con mejores oportunidades para todos. Que el gobierno facilite, que el trabajador sea valorado y que el empresario tenga condiciones para crecer con responsabilidad social. Sólo así construiremos el México que todos merecemos.

    Un fuerte abrazo y gracias por provocar esta reflexión.

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