INVOLUCRADOS QUE OPINAN O COMPROMETIDOS QUE TRANSFORMAN

 La Bahía de Banderas donde se encuentra mi querido Puerto Vallarta, siempre guarda historias. Historias que nacen con el amanecer, al momento que los primeros rayos del sol iluminan a la bahía de un dorado suave y las lanchas se mecen listas para salir.

Una mañana, dos amigos decidieron salir a pescar.

El primero llegó con una hielera de cervezas, sus lentes oscuros, estrenando sombrero y con una sonrisa que anticipaba un grandioso día de descanso. El segundo, apareció con sus cañas preparadas, carnada fresca, los remos ajustados y una determinación que le endurecía las manos.

-Hoy sí, la vamos a hacer -dijo el de la hielera, como que si fuera lo más importante de la jornada. 


El otro asintió, con esa mirada fija en el horizonte. Sabía que el mar no se conquista tan sólo con entusiasmo pasajero, ni con brindis improvisados. El mar nos exige respeto, requiere de paciencia y sobretodo de entrega.

La lancha se deslizó mal adentro. Pronto se escuchó el movimiento de los carretes y el crujir de las cañas junto con el silbido del viento. Mientras uno bebía y conversaba sobre lo maravilloso que es la vida, el otro medía la corriente, ajustaba las líneas y calculaba hacia donde tirar los anzuelos. Algunas horas después, cuando al fin regresaron con una hielera llena, esta vez no sólo de cerveza, sino de pescado, el primero exclamó satisfecho:

- ¡Que buena pesca hicimos!

El segundo, lo mira en silencio y piensa: tú estuviste involucrado, yo me comprometí.

Esta escena tan sencilla, refleja una verdad profunda, que no sólo se pudiera aplicar al mar, también a nuestra vida como sociedad: una cosa se está involucrado y la otra, es estar comprometido.

El involucrado participa en momentos, pone algo cuando puede, se suma mientras no incomode demasiado. Tiende a disfrutar de los frutos, sin cargar con el esfuerzo a lo que el comprometido en cambio, entrega a su tiempo, recursos, es constante y entrega su energía. No se baja de la lancha a mitad del trayecto, porque comprende que su presencia, su peso real, es la diferencia entre llegar a buen puerto o quedarse a la deriva.

LA TRAMPA DE LA SOCIEDAD: INVOLUCRAMIENTO

En la acción social abundan los involucrados. Encontramos a los que asisten a reuniones, opinan con fuerza y se toman la foto, pero no regresan a la siguiente cita. También los que firman una carta o ponen un “me gusta” en las redes sociales, pero no mueven un dedo cuando se trata de ejecutar proyectos. A su vez encontramos los que quieren los beneficios de un mejor Puerto Vallarta, pero no aceptan el costo de construirlo.

El involucramiento es cómodo, a veces necesario como un primer paso. Pero si la mayoría se queda en esa orilla, ninguna red de pesca tiende a llenarse, ningún barco regresa con pescado.

DAR UN POCO MÁS: COMPROMISO

Un esfuerzo sostenido es lo que implica ser comprometido. Como en una bahía, donde el pescador debe levantarse antes del amanecer, revisar su equipo, resistir de sol a sol y tener paciencia de esperar. En la sociedad civil, el compromiso se puede traducir en: empresarios que no sólo den su opinión sobre el rumbo de la ciudad, sino que estén apoyando con recursos y liderazgo. Ciudadanos que no sólo critiquen a través de las redes sociales, sino que están dedicando tiempo real a participar en proyectos comunitarios. Jóvenes que no sólo están protestando, sino que proponen, organizan y sostienen iniciativas.

El compromiso no siempre es vistoso, pero tiende a ser la base de toda transformación.

SE NECESITAN MAS COMPROMETIDOS

Un destino como Puerto Vallarta, es un regalo de la naturaleza, también un reto que exige decisiones y un trabajo constante. El crecimiento de la población, la presión sobre la infraestructura, la movilidad, la seguridad y la sostenibilidad no se podrán resolver con opiniones pasajeras.

Puerto Vallarta no puede depender tan sólo de involucrados que aparecen en las fotografías y desaparecen después. Necesitamos de pescadores comprometidos: empresarios, estudiantes, trabajadores, ciudadanos, funcionarios, todos dispuestos a remar y a poner de su parte, para que el barco no se hunda.

En este contexto, salta la pregunta: ¿qué Puerto Vallarta vamos a dejar a los próximos viajeros, a nuestros hijos, incluso  a quienes sueñan con hacer aquí su vida? ¿Un Puerto Vallarta lleno de buenas intenciones, con promesas incumplidas, o uno construido con el sacrificio del compromiso verdadero?

Cuando hablamos del compromiso empresarial y del compromiso ciudadano la diferencia es bastante clara: el trabajador involucrado cumple su horario, el comprometido busca mejorar y hace equipo. El empresario involucrado da empleo a lo que el comprometido invierte en capacitación, respeta al trabajador y apuesta por la innovación.

En la comunidad, el ciudadano involucrado tan sólo opina, a lo que el comprometido participa. El vecino involucrado asiste a una reunión y el comprometido, organiza la siguiente. El estudiante involucrado quiere cambiar al mundo, el comprometido empieza cambiando su entorno.

DE LA HIELERA A LA RED

Al final le queda jornada, la bahía no miente: la hielera no se llena tan sólo con palabras, se llena con redes lanzadas y recogidas una y otra vez, en una constante. Asimismo, la ciudad no podrá progresar con opiniones, sino con compromisos sostenidos.

Cada quien podrá elegir, quien quiere ser dentro de la lancha: el amigo que lleva las cervezas, y presume de la pesca, o el que madruga, prepara las Cañas, lanza las redes y se queda hasta el final.

En Puerto Vallarta, en las empresas, en las universidades, nuestras familias y nuestra vida en comunidad, no necesitan más involucrados de ocasión. Necesitamos de hombres y mujeres comprometidos, dispuestos a remar cuando las olas arrecian, a sostener el timón, cuando el viento cambia constante, y a regresar con la frente muy en alto, a sabiendas de que dieron lo mejor de sí.

Así como sucede en el mar, la verdadera pesca se logra con compromiso.

Te invito a reflexionar lo siguiente: en tu empresa, tu familia, en la ciudad ¿eres sólo un involucrado o un verdadero comprometido? Deja tu opinión en los comentarios de Blog. Recuerda que la transformación comienza con una decisión: comprometerse.

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