REINVENTAR LA CULTURA LABORAL
Actualmente, en México, los micros y pequeños empresarios hemos vivido en carne propia los desafíos para mantener un negocio a flote. No sólo nos estamos enfrentando a la competencia, los altos costos operativos y las bajas ventas, también enfrentamos una realidad que viene en aumento, la rotación constante y el ausentismo laboral. Este fenómeno afecta particularmente a los micros y pequeños empresarios, ya que se ha vuelto un factor económico determinante que nos está dejando fuera de la jugada.
Resulta común escuchar que las personas están buscando apoyos de gobierno para subsistir. No quiero expresar que estos apoyos no sean ciertamente necesarios en momentos críticos, sin embargo, considero que las personas deben aprender nuevamente a trabajar, en lugar de vivir a costa del Estado. En charlas con otros colegas, coincidimos en que depender del gobierno, no es la solución sostenible ni para las familias, ni la economía local o nacional. Al final de cuentas, al momento de las personas al optar por no tener un trabajo estable y sobretodo formal, todos perdemos.
El empleo formal ofrece estabilidad a las familias, garantiza acceso a derechos y beneficios como la Seguridad Social, prestaciones de ley y oportunidades de crecimiento. Esto es en verdad importante y a su vez es esencial para construir una sociedad próspera y menos dependiente. Pero cuando parte de la sociedad prefiere vivir de un subsidio, sin pensar a largo plazo, considero que se crea un círculo vicioso que afecta directamente a la economía local. La falta de personal comprometido y capacitado está limitando la productividad de las empresas, especialmente las más pequeñas.
El microempresario constantemente enfrenta retos, uno de los mayores es invertir en capacitación y en generar incentivos al salario. Estamos conscientes que para reducir la rotación y mejorar la calidad del personal, será necesario invertir en su desarrollo. Sin embargo, con márgenes de ganancia ajustados y los costos elevados, nos es difícil competir con las grandes empresas que están ofreciendo mejores sueldos y beneficios. Esto viene a generar una sensación de frustración entre los micros y pequeños empresarios, ya que sus esfuerzos por ser mejores muchas veces ven a su personal irse tras pocas semanas, en busca de otras oportunidades, qué tal vez no valoren más, pero que son nuevas oportunidades.
La rotación constante nos cuesta, y bastante. Este efecto, no sólo implica la búsqueda de nuevo personal, también se pierde tiempo entrenar a los nuevos empleados y adaptarnos a la dinámica del equipo de trabajo. Para el micro y pequeño empresario, ese tiempo y dinero es vital. En la mayoría de los casos, esos costos pueden volverse insostenibles. Por eso, la cultura laboral debería cambiar. Las personas debemos comprender que un trabajo estable formal es más que un sueldo final del mes, considerarlo como una inversión en su futuro, en su bienestar y el de sus familias.
Por otra parte, los apoyos del gobierno pueden desincentivar la búsqueda de un empleo formal. Generando una paradoja donde los empresarios estamos buscando de forma desesperada personal comprometido, mientras que muchas personas prefieren la comunidad y vivir con lo que el gobierno les provee. Debemos entender que a largo plazo, esta dependencia acabará el tejido productivo y nos condena a la comunidad hacia una economía informal, precaria y sin crecimiento.
La pandemia por COVID-19 en el 2020, exacerbó esta realidad. Muchas personas prefirieron abandonar sus empleos formales, ya que estábamos viviendo cambios laborales. La realidad, es que debemos adaptarnos y no huirle al trabajo. Es importante aprender nuevamente a trabajar, valorando la importancia de formar parte del mercado laboral formal. Saber, que los apoyos del gobierno deben ser una Red de seguridad temporal, no un estilo de vida permanente.
Para nosotros, los micros y pequeños empresarios de Puerto Vallarta, en ciertos momentos sentimos la situación crítica. La falta de personal comprometido y capacitado es uno de los mayores obstáculos que estamos enfrentando. En diferentes charlas, hemos comprendido que no es sólo un tema económico, sino cultural. Debemos aprender a motivar a nuestra gente a que se vuelva a enamorar del trabajo, a que comprenda que la estabilidad y el crecimiento personal es a través del esfuerzo y la constancia.
Debemos cambiar este paradigma, el no hacerlo, no sólo las empresas están en riesgo, sino la economía de todo puerto Vallarta. Es hora de qué la comunidad empresarial demos un paso adelante y junto con la misma sociedad fomentemos una verdadera cultura laboral, donde el trabajo estable y formal se ha visto como la vía hacia el crecimiento y desarrollo personal, y como una opción menos atractiva que los apoyos temporales del gobierno.
Es la única forma de poder asegurar un futuro próspero para todos. Reinventa la cultura laboral.
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