En el debate público mexicano, solemos escuchar que los empresarios son un grupo, muy aparte, ajeno a los intereses de la nación. Hay constantes acusaciones de qué se enriquecen a costa de sus colaboradores, como si en verdad la creación de la riqueza fuera un juego para este sector. Sin embargo, la realidad económica (sobre todo la experiencia de millones de MIPYMES en el país) nos demuestra lo contrario: el empresario no es el enemigo del trabajador, trabajadores y empresarios son socios naturales. En esta ocasión, vamos a analizar una mirada distinta de la economía nacional: la empresa como el motor del verdadero bienestar, el comercio, como ese generador de oportunidades y a la inversión, como la condición esencial que viene a mejorar la vida de todos. Bajo la premisa de qué: sin inversión, no hay empleo. Sin productividad, no habría salarios dignos. Y sin la empresa, no hay futuro económico. El punto de partida del progreso: La Inversión Es importante comprender que, toda activ...
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