EL COSTO DE CONTINUAR EN SILENCIO
Se dice que todo cambio profundo comienza desde la inconformidad. Y aunque a veces parece incómoda, es esa inconformidad, la que no se calla, la que no se está conformando, es la que se está organizando, la que está transformando naciones, sectores y sociedades enteras. En cada avance de derechos es lo que está ocurriendo, en cada reforma histórica, en cada despertar objetivo.
Actualmente, desde el sector empresarial, se está viviendo uno de esos momentos. Estamos llegando al punto de inflexión que ya no podemos ignorar.
Fue hace algunos días, después de entrada en vigor la Ley Silla en México y después de qué se dieron los foros de diálogo por la reducción de la jornada laboral, estando, leyendo mensajes en un grupo de Whatsapp de una Red empresarios a nivel nacional. Las notificaciones de cada día, pero entre los mensajes de la agenda apareció uno que me llamó bastante la atención. Fue un mensaje firme, directo y hasta con un tono de desesperación:
“La micro y pequeña empresa está dando de baja a sus colaboradores. No por falta de voluntad, sino por la carga fiscal y los altos costos de mantener la formalidad”.
Eso no fue una queja aislada ya que, enseguida llegaron más mensajes, más voces, más información, mas testimonios reales.
Empresarios de todo el país expresando lo mismo: una creciente dificultad para que se sostenga las empresas formales, acompañado de una sensación de abandono institucional y sobre todo una inconformidad, que más allá de una queja, exigía acción.
En el diálogo concluimos con una verdad realmente incómoda: actualmente en México, ser un empresario formal pareciera mas un castigo que un compromiso compartido con el país.
EL MUSCULO QUE SOSTIENE A MÉXICO: LAS MIPYMES
Los negocios, ya sean micros, pequeños o medianos no tienen anuncios o grandes espectaculares en avenidas importantes, ni lobby en el congreso. Pero somos quienes mantenemos en pie a México, representamos el 98% total de las empresas y generamos madre 70% del empleo formal. Las MIPYMES son quienes abren un local cada día, pagan impuestos, cumplen con la ley, reciben constantes inspecciones de diferentes instituciones, somos quienes aún creemos que el esfuerzo y la legalidad valen la pena.
Sin embargo, todo ese esfuerzo se está convirtiendo en una verdadera carga. Las cuotas obrero-patronales como el pago al IMSS, INFONAVIT, ISR y ISN, el incremento al salario mínimo sin algún incentivo fiscal y ahora, las reformas laborales como la jornada de 40 horas o la ley silla, no se está rebasando. Está rebasando la capacidad real de los negocios para sobrevivir dentro de la formalidad.
La incongruencia es verdaderamente brutal: mientras se les exige más, se les entrega menos. Contamos con un sistema de salud deficiente, procesos burocráticos realmente complejos, una inminente falta de deducibilidad y una nula corresponsabilidad del Estado.
En este camino, se pierde algo más que el dinero, se erosiona la confianza de los empresarios en su propio gobierno.
ES EXIGENCIA DE EQUIDAD, NO RESISTENCIA AL CAMBIO
El sector empresarial a través de sus representaciones nacionales lo ha dejado en claro: no nos oponemos al avance de los derechos laborales. De hecho, instituciones como Coparmex, los están impulsando. Pero debemos dejar en claro que no puede existir justicia social a costa de la viabilidad empresarial. Se debe reconocer que el verdadero progreso no está en castigar al que genera el empleo, está en incentivarlo, lo acompaña y sobretodo lo reconoce.
Esto no se trata de pedir subsidios ni privilegios. Esto se trata de exigir un trato realmente justo, de recordar que la empresa formal no es el enemigo sino el motor económico del país. Sin las condiciones propicias para el crecimiento, las MIPYMES están migrando a la informalidad o de plano están cerrando. ¿Quien está ganando con eso?
LA INCONFORMIDAD NO ES RUIDO, ES PROPUESTA
Es fácil criticar desde la inconformidad, sin embargo, yo creo que también desde la crítica debemos proponer: propuestas desde la inconformidad que construyen.
Es así como sector empresarial desde sus representaciones debemos alzar la voz para que el gobierno federal escuche con seriedad:
1. Mesas nacionales de sostenibilidad laboral para la micro, pequeña y mediana empresa. Donde se puedan rediseñar las cargas fiscales y laborales con base a la realidad económica que estamos viviendo.
2. Deducibilidad total de la nómina como incentivo real a la formalidad.
3. Aplicación gradual y diferenciada de cada reforma laboral según el tamaño de la empresa.
4. Estímulos efectivos para los que cumplen y no a los que evaden.
Es importante analizar que estas medidas de aplicarse no son privilegios. Son los mínimos necesarios para lograr sostener el tejido empresarial de nuestro país.
ACTUAR UNIDOS ALZANDO LA VOZ
La incertidumbre, las cargas, el desgaste ya no son sostenible. Pero si algo están demostrando los empresarios mexicanos es su capacidad para reinventarse, para organizarse y sobretodo resistir.
En tiempos de cambio social, los inconformes siempre han sido la chispa del progreso. Hagamos memoria, las mujeres que exigieron el voto, los trabajadores que pidieron dignidad, aquellos jóvenes que demandaban educación. Ninguno esperó a que esas condiciones fueran las ideales, levantamos la voz y juntos caminaron.
¿Será el momento para que los empresarios también lo hagan? Por qué si continuamos callando, seguiremos normalizando la injusticia. Y si actuamos de manera dividida seguiremos debilitando al sector.
Hoy más que nunca, será el momento de levantar la voz. Pero no desde el reclamo masivo sino desde una propuesta firme, viable, dialogada y ejecutada. No desde esa queja individualizada sino desde una fuerza colectiva.
Si el sector empresarial no se alza junto, el silencio se convertirá en el mayor cómplice de la informalidad, el rezago y el desempleo.
Tener negocios formales no es un privilegio, es un acto de fe por el país.
Defender a la MIPYME es defender el futuro.
Que estas expresiones del sector empresarial, esta inconformidad sea el inicio de un nuevo capítulo, uno en el que la voz de cada comerciante se escucha fuerte, con propósito y más relevante estando todos unidos.
Yo creo que mucho empresarios están cansados de estar en lo formal o hay veces que piensan que están en el error sobre todo empresas pequeñas o familiares, por qué hay que decirlo los gobiernos más que sumar a facilitarle la vida a qué una empresa crezca y se desarrolle en nuestra sociedad y existan buenos empleos, mejor pagados, dan permisos para el ambulantaje cresca, creando competencia des leal para un restaurante o servicio.
ResponderEliminarLes exigen mucho sobre todo impuestos, pagos de que por cada trabajador tenga un seguro sin servicio, ni medicinas básicas, seguridad, licencias para operar, si quieres poner un anuncio de tu negocio se vuelve un problema más, tienes que pedir y pagar otro permiso. La transparencia en los recursos aplicados para la mejora de la ciudad esta muy lejos de verla, está el caso de las empresas que perdieron mucho en la Francisco Villa por la inundaciones que apoyo obtuvieron, falta mucho por hacer por parte de gobierno y creo que de lado empresarial falta más por exigir resultados...